¿Me compro un coche diésel? ¿Qué ha pasado para hablar de prohibirlo?

Hace unos años esta pregunta no se la hacían muchos, en nuestro país los vehículos diésel eran la mayoría de las compras de turismos por particulares y ahora mismo esta tendencia se ha invertido.

Quizás el detonante debamos situarlo en el famoso “dieselgate” del Grupo Volkswagen, como caso más relevante en cifras de toda índole, aunque algunos otros fabricantes se han visto salpicados por hechos similares o que guardan relación. Las autoridades, gobiernos, ayuntamientos, todos hablan de vigilar más las emisiones de estos vehículos incluso su prohibición y legislar en un sentido restrictivo.

Nosotros pensamos que no se ha partido de una premisa adecuada y el diésel no es para cualquier tipo de uso. Tenemos que remontarnos a 1973 con la crisis del petróleo, que en España nos azotó en 1979; una de las medidas que se defendió en Europa fue el auge del diésel. No nos engañemos pintaba bien aquello de consumir menos pero importaba bastante menos o nada las emisiones contaminantes de los vehículos. La legislación española en impuestos al carburante lo que hizo fue trasladar la normativa europea que beneficiaba al diésel con menos impuestos y que sigue beneficiando actualmente frente a la gasolina. Ahora se habla de lo contrario, de subir un poco la gasolina y bastante más el diésel, quedando parejos en precios, veremos si sucede, recordemos que el transporte se mueve con diésel y repercute en el precio final de los productos.

Pues bien, tenemos que tener claro el uso que le vamos a dar nuestro futuro vehículo; nosotros somos de la opinión que a partir de 20-25mil km anuales el diésel generalmente compensa (se recomienda hacer un estudio pormenorizado según el modelo), sobretodo si se hacen la mayoría de km en carretera y autovía, el vehículo será fácilmente amortizado aún encareciéndose el precio del combustible. Pero no debemos olvidarnos de los modelos híbridos, que si hacemos una buena parte de ese kilometraje en vías urbanas nos puede compensar también o el gas, que parece una tecnología en auge, económica y menos contaminante; con estas dos opciones tendríamos un vehículo clasificado como “ECO” por su impacto medioambiental.

Sobre las prohibiciones de circular al diésel somos escépticos, principalmente con los vehículos nuevos, ¿porqué?, básicamente cualquier diésel que encuentres nuevo o “seminuevo” (septiembre de 2014) en el mercado va a superar la norma Euro6 (con diferentes subclasificaciones como b, c o d), motivo por el cual su impacto ambiental según la DGT se clasifica con una etiqueta “C”; la misma que un vehículo gasolina nuevo, por ejemplo.

La normativa de homologación cambia este mismo 1 de septiembre, se incorpora el WLTP y la norma Euro6c, y significa un mayor control de las emisiones acercándose a la realidad. Por este motivo algunos vehículos van a ver incrementado su precio al ajustar sus emisiones debido al salto de tramo del impuesto de matriculación, un hecho a tener en cuenta.

Los fabricantes de automóviles han invertido y siguen invirtiendo en reducir las emisiones en general de sus vehículos; en los diésel lo normal es que el vehículo se diseñe o modifique para reducir su impacto, y además se han introducido sistemas como el DPF/FAP o el catalizador SCR.

Por tanto, en vehículos nuevos podemos decir que el impacto medioambiental es muy similar en gasolina como en diésel ahora mismo por lo que eso no debería echarnos para atrás en su compra si realmente es lo que necesitamos, ya que casi diría que tenemos entre 8-10 años garantizados sin un horizonte de restricción de ningún tipo. Los propietarios de un diésel Euro 4 y 5 pueden también estar tranquilos en un futuro cercano, nada indica que se vayan a introducir restricciones de forma inminente.

Más difícil es el horizonte para los vehículos sin distintivo, los clasificados como A, los diésel anteriores a 2006 y los gasolina que no sean al menos Euro3, que si podrán ser limitados tal como han anunciado los ayuntamientos de Madrid o Barcelona.

Tampoco debemos temer a las ITV, mucho se habla de endurecimiento, pero la realidad es que no se miden las emisiones de NOx y no hay un proyecto en ese sentido.

En conclusión, no debemos de tener miedo a la adquisición de un diésel nuevo o seminuevo que sea Euro6, si es lo que necesitamos, lo que no nos para razonable adquirir un vehículo diésel para hacer 5-10mil km anuales o trayectos cortos; porque necesitamos bastantes años para amortizarlo y algo importante, los sistema anticontaminación no están diseñados para trayectos cortos en km y tiempo, y un uso constante así reduce su efectividad y fiabilidad.

Esperemos que todo esto sirva para racionalizar el uso de cualquier tipo de motorización, ya sea gasolina, gas, diésel o híbrida.

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