Toma de contacto: Fiat 500 1.2 69cv

En el año 2007, hace ya más de once años, Fiat decidió revivir lo que muchos consideran el responsable de que muchas familias pudieran desplazarse de forma rápida y cómoda por las calles y carreteras italianas: el Fiat 500. Pero, ¿conserva solo el nombre o podemos encontrar elementos heredados de su «abuelo» de 1957?

Con tan solo un vistazo podemos apreciar que no solo comparte su nombre, sino que la línea de diseño sigue las mismas pautas: un urbanita del segmento A, de redondeadas líneas, primando la sencillez y con un un tamaño exterior contenido, permitiendo aun así acomodar a cuatro adultos de forma sencilla. Aunque si profundizamos algo más, en cuanto a mecánica se refiere, el 500 ha cambiado mucho. De montar un motor situado en posición trasera, con dos cilindros y refrigerado por aire, propulsando las ruedas posteriores, hemos pasado a un motor de cuatro cilindros (aunque la gama ofrece una variante turboalimentada con dos, refrigerado por agua, situado en la parte delantera del coche y siendo el encargado de propulsar las ruedas del mismo eje.

En cuanto a la unidad que hemos probado, se trata de un Fiat 500 Lounge, que cuenta con un motor gasolina atmosférico de cuatro cilindros, 1.2 litros de cilindrada y 69 CV, asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades. Esta opción se sitúa como el acceso a la gama, siendo un motor sencillo, sin turbo, sin start-stop, y en definitiva sin ciertos elementos a los que cada vez, por suerte o por desgracia, la industria nos está acostumbrando a equipar en las gamas.

Fiat también ofrece este mismo motor ya adaptado para funcionar con GLP, y situados por encima en la gama se encuentran el 0.9 TwinAir de dos cilindros y 105 CV también gasolina, y el 1.3 Multijet de 95cv, este último movido por diésel. Sin haber probado las dos motorizaciones más altas de gama, consideramos que para el uso al que la gran mayoría de compradores destinarán el 500, con el motor de acceso a la gama será suficiente, aunque hablaremos de eso más adelante en las impresiones de conducción.

En cuanto al exterior, nos encontramos con unas llantas de 16″ en color negro diamantado y neumáticos 195/40, los cuales consiguen con su bajo perfil aportar un toque dinámico al conjunto, aunque sin excederse. Tanto el diseño de las ópticas delanteras y traseras como el de los paragolpes y rejillas es nuevo, actualizando así el diseño original, el cual data del año 2007. Sin duda la actualización le sienta de lujo para alargar su vida en el mercado, pues la inclusión de luces diurnas LED, faros delanteros con proyectores, pilotos con tecnología LED y la salida de escape en acabado cromado y forma ovalada renuevan el conjunto sin perder su esencia.

 

Abrimos la puerta y nos encontramos dos asientos delanteros con un diseño retro, y una combinación de tela negra y gris, con la parte central estampada con un motivo de cuadros y el logo 500 bordado en la parte superior del respaldo. En la parte posterior hay espacio para dos adultos de forma cómoda, siendo el único limitante el espacio para las piernas, que dependerá de la altura de los pasajeros de las plazas delanteras, aunque recordemos que estamos hablando de un utilitario, el cual no está pensado para viajar largas distancias aunque sea perfectamente posible.

Diseñado para que la postura de conducción sea cómoda y alta, todos los elementos quedan a mano: tanto la palanca de cambios como los controles del climatizador quedan al alcance de la mano, siendo estos últimos de un fácil manejo, con botones grandes, y cada uno para una acción concreta, llevándonos poco tiempo para aprender a utilizarlos sin desviar la vista de la carretera.

No nos resulta tan intuitivo el manejo del sistema de audio, que combina pantalla tactil de 5″ con los controles en el volante y una serie de botones con una ruleta rodeando la pantalla. El sistema nos permite realizar la totalidad de funciones mediante la pantalla táctil, aunque sí es cierto que utilizando el control giratorio, situado bastante alejado del conductor, podemos navegar por ciertos menús de forma más rápida. La calidad en la recepción de radio es buena, y la rapidez a la hora de vincular un dispositivo Bluetooth o leer canciones de un USB es bastante notable. Si bien es cierto que no equipa lector de CD, hoy en día tampoco se hace tan necesario.

Nos ponemos al volante y, lo primero que nos llama la atención, además de la postura alta que comentábamos antes, es el cuadro de mandos. A priori se hace algo dificil de visualizar una vez conduciendo, pues se condensa mucha información en muy poco espacio. Todo se basa en una gran esfera, dentro de la cual encontramos tanto el tacómetro como el cuenta revoluciones. Una pantalla monocromo se encarga de aportarnos datos del ordenador de viaje, tales como autonomía, dos parciales, consumo instantáneo y medio, además de ofrecernos información del sistema de sonido.

El propulsor de 1.2 litros nos ofrece 69 cv de potencia a 5.500 revoluciones por minuto, y 102 Nm a 3.000 rpm. Son cifras típicas de un motor atmosférico, el cual necesitamos llevar por encima de las 3.000 rpm si queremos obtener lo mejor de él, teniendo en cuenta la limitación de su potencia. Su peso de apenas 940 kg y los cortos desarrollos de la caja de cambios ayudan a la hora de la verdad, pues consiguen hacer del 500 un coche ágil e incluso juguetón en carretera de montaña. Con una aceleración de 0-100 en casi 13 segundos no se puede considerar un coche rápido, faltaría más, pero jugando con el cambio y siendo conscientes de que no tenemos gran potencia bajo el pie derecho, nos va a ofrecer suficientes prestaciones para el día a día, sobre todo en el ámbito urbano y por carreteras secundarias.

Para probar el Fiat 500 nos desplazamos a la pequeña pero paradisíaca isla de Formentera, donde pudimos extraer el máximo partido del pequeño urbanita italiano por sus carreteras secundarias, tanto reviradas y con desniveles, como grandes rectas en llanura. Sus dos válvulas por cilindro contribuyen a que, en conducción normal, podamos tener gran parte de los 102 Nm de par motor a bajas revoluciones, lo cual en el día a día ayuda mucho, pues no será necesario revolucionar el motor más allá de las 3.000 rpm para los trayectos cotidianos.

Sin ser un deportivo, el cambio invita a jugar con él para extraer el jugo al pequeño propulsor, aunque la blanda dirección asistida de manera eléctrica resta sensaciones que el firme bastidor es capaz de aportar. Su renovada suspensión aporta un extra de confort respecto al modelo original de 2008, aunque sigue siendo un coche firme, con una puesta a punto muy buena y con el que poder sacarnos una sonrisa de vez en cuando.

Aunque es en ciudad donde mejor se desenvuelve. Con apenas 3.5 metros de longitud se aparca literalmente en cualquier rincón, y la ya de por sí blanda dirección puede aumentar su asistencia mediante el botón city, situado en el salpicadero, haciéndonos creer que el volante se ha desconectado de las ruedas, pues con un solo dedo podemos girarlo sin apenas esfuerzo. Su diámetro de giro de poco más de 9 metros aporta su granito de arena para convertirlo en el rey de la ciudad, y su visibilidad es impresionante en cualquier ángulo, gracias al fino pilar A, permitiéndonos maniobrar con una facilidad pasmosa.

En definitiva, un utilitario con un diseño más que acertado, un comportamiento dinámico que no se suele encontrar en coches de este tamaño y, sobre todo, una enorme capacidad de personalización estética, pudiendo escoger entre una variedad de colores, interiores, llantas o incluso adhesivos. Si el 500 no deja indiferente a nadie al verlo, la sensación continúa al conducirlo.

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